Así como se lee. En algún momento de nuestras vidas nos sentimos así. Cuando las circunstancias conflictivas nos arropan y la sensación de desaliento parece adueñarse de nosotros. Llega la oportunidad de ponernos a prueba y ser del tamaño de las circunstancias, o más grandes.
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Imagen: pixabay.com |
No está mal sentirse agobiado, la felicidad absoluta no es real. Pero en nuestras manos está revertir la situación y salir airoso.
Tomemos la decisión y seamos responsables de nuestras conductas.
1. Retoma ese pasatiempo que dejaste en el olvido: Cuando haces algo que te gusta, el tiempo pasa volando y la vida es más placentera.
2. Di que no puedes y no te sientas culpable: El mundo no se acaba si dejamos de hacer algo. A fin de cuentas, nos recargamos de responsabilidades y no logramos cumplir. O lo hacemos a medias.
3. El destino final no lo es todo: Disfruta el camino mientras actúas y logras tu meta.
4. Organízate: Se lee trillado, pero es una
realidad. El sentido práctico aligera las cargas. Una cosa a la vez. Mide tus
tiempos. No es lo mismo realizar una tarea con el tiempo suficiente para
culminarla de manera holgada que andar corriendo a última hora. Nos queda el
cansancio y la desmotivación nos da una paliza. Nadie quiere eso. ¿O sí? Tú
decide.
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5. Canta: No importa si desafinas. La
música es capaz de tranquilizar a las bestias, según las leyendas. ¿Qué tal si
es cierto? Imagínate cuantos aportes nos proporcionará a nosotros, que somos
seres inteligentes y racionales.
7. Sigue tu intuición: La voz que
escuchas en tu interior puede no estar tan equivocada. Escúchala. Interpreta el
mensaje, codifícalo. Si quieres puedes aislarte pero no pases más de tres días
encerrado o en una cama. Acciona. Decide. Confía en ti.
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