(NDP Leonisia Cusati).- Desde épocas antiguas, el mango ha aportado grandes beneficios a la salud.
En la India, de donde es originario, era consumido hace miles de años para
disminuir los ataques al corazón y mantener la concentración, pero hoy en día
se le atribuyen muchas otras cualidades medicinales como la de prevenir el
cáncer.
Diversos estudios científicos han encontrado que esta fruta de semilla
grande, rodeada de una pulpa color amarillo, es capaz de reducir el riesgo de
cáncer de mama o de colon, dado su alto contenido de sustancias antioxidantes
como los polifenoles, vitaminas y
minerales que fortalecen el sistema inmunitario.
Un grupo de expertos de la Universidad A&M de Texas (Estados Unidos)
evaluó la cantidad de estos compuestos químicos presentes en el mango, y
concluyó que son capaces de neutralizar los radicales libres y dotar al
organismo de un poder defensivo contra la degradación de las células que da
lugar a la aparición de esas patologías.
Su fibra natural le confiere además un poder antiinflamatorio,
antibacteriano, antiviral y depurativo, por lo que se le considera ideal para
evitar las hemorroides, mejorar la digestión, bajar el colesterol malo,
proteger el corazón y el sistema circulatorio.
Esta fruta también es antianémica por su alto contenido de hierro, favorece la visión y tiene un efecto
diurético gracias a su aporte de vitamina A y de potasio, razón por la cual se
recomienda su consumo a cualquier edad.
El mango es una de las
frutas que más se comercializa en el mundo. Su cultivo data de hace más de 6000 años en el continente asiático, y fue
en el siglo XVII cuando comenzó a expandirse en otros lugares del planeta tras
ser llevado a Brasil por exportadores portugueses.
En Venezuela, se cultiva desde mediados de ese siglo, y su árbol,
perteneciente a la especia Mangifina Indica, ha generado muchas variedades de
esta fruta, como: el mango de hilacha, de bocado, la manga, el mango jobo y de
agua.
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Imagen: Cortesía |
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