(NDP Génesis Guadarrama).- El estilo de vida moderno lleva a muchas
personas a desarrollar hábitos alimentarios poco saludables como, por ejemplo,
comer frecuentemente en la calle, no tener un horario fijo para las comidas o
ingerirlas de forma muy rápida, teniendo como consecuencia la aparición de
diversas enfermedades.
Para evitar que eso ocurra es necesario modificar esos comportamientos, para lo cual se requiere de tiempo y paciencia. Roymar Narváez, nutricionista de la cadena de bienestar integral Gold’s Gym, señaló que “las acciones encaminadas al cambio deben darse de forma progresiva, ya que cuando se hace abruptamente puede generar sentimientos de frustración en el individuo y con ello desistir de la idea”.
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Imagen: prensa |
Lo primero
que hay que hacer es identificar la costumbre negativa y el estímulo que la
genera para así poder buscar los mecanismos necesarios para evitarla, en cuyo
caso puede ayudar un nutricionista. Para la instauración del hábito existe un
ciclo que consta de tres componentes: recordatorio, rutina y recompensa.
Narváez explicó que “el recordatorio puede ser el objetivo que la
persona quiere alcanzar alimentándose de una mejor forma. La rutina es la
acción ejecutada como, por ejemplo, la incorporación de más vegetales y frutas
en el plato, elección de alimentos fuentes de proteínas, carbohidratos de alta
calidad y disminución de la ingesta de comidas procesadas”.
El beneficio obtenido de esa acción es la recompensa, en este caso,
“mayor energía, sensación de saciedad más no de llenura, mejor digestión,
cambios en el peso y composición corporal”, explicó la nutricionista.
Desde el punto de vista psicológico, para que un hábito sea considerado como tal debe repetirse la conducta por 21 días. De allí que la fuerza de voluntad juegue un papel importante en la consecución de ese objetivo.
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